Yo, tú, él...

El poema "Yo, tú, él... está incluido en la antología benéfica
"Invisibles, rostros en un espejo roto". Así se sienten miles de niños y jóvenes. Esta recopilación de relatos busca sensibilizar y concienciar sobre la situación de muchos escolares que, a menudo, pasa desapercibida: el acoso escolar. Tanto quien comete el abuso como quien lo ve y no lo denuncia son parte de un juego cruel, tóxico y peligroso que marca de por vida a quienes lo sufren. Algunos no tienen la suerte de conseguir salir vivos de esa espiral de violencia, pero otros sí. Sin embargo, las cicatrices son para siempre. Miedo, soledad y sufrimiento, esa es la realidad de miles de escolares a lo largo de todo el mundo, y necesitan la ayuda de todos para dejar de ser invisibles. Esta es una antología benéfica, por lo que el importe integro (100%) de este libro será donado a ACANAE (Asociación Canaria No Al Acoso Escolar) para permitirles continuar trabajando contra el acoso escolar en las Islas Canarias. Si deseas colaborar con este proyecto pulsa sobre la imagen de la cubierta del libro.




Nunca seas maltratado en el silencio.

Nunca te permitas a ti mismo ser

una víctima. No aceptes que nadie defina tu vida,

defínete a ti mismo.”

 Tim Fields 

 

YO…

Me miro en el espejo y no me reconozco,

la impotencia, el dolor, la rabia me ciegan,

esclavizan mi rostro tras una luz que se pierde,

caminando descalza tras el miedo,

no encuentro ni un solo cielo azul dentro de mí,

tan solo tormentas y el bramido del viento

que apuñala sin piedad mi vida,

la inquina que golpea con un cincel de piedra mi alma,

la voz que traza alambradas

en el silencio mudo de mi voz,

me visto con un traje de termitas

que perfora mi cuerpo y lo envuelve

con cicatrices de sal y herrumbre,

grito que sigo aquí, aunque tampoco nadie me distingue,

medio desistiendo de todo y de todos,

preguntándome a escondidas si vale la pena conservar

este llanto que hace tanto daño a mis ojos.

 

TÚ…

No intentas comprender por qué he perdido la sonrisa,

mis ojos y mi boca,

por qué me han robado las palabras,

incluso la voz, los mapas donde descifro la luz

que deja en mi piel una caricia,

las tardes de lluvia en las que juego

a chapotear en los charcos.

No reconoces la desazón de mis pasos,

los rostros que me visten de invisible

y me dejan solamente la ira,

el dolor estirándose en hileras por mi existencia,

la impotencia donde me aguanto las ganas de vivir,

el olor a rancio que provoca en mí la tristeza.

 

ÉL…

Me agarra por dentro,

me clava un puñal de lágrimas,

me duele…

Hiere mi voz y mi palabra,

entabla amistad con mis fantasmas,

me atenaza el rostro con los mil rostros del miedo,

me produce quemaduras,

me duele…

Pone precio a mi vida,

me escupe,

me deja tirado en la cuneta

y espera a que me pudra,

me arrastra hacia el olvido

y me duele, me duele,

me duele…


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