¿La poesía es hija de la inspiración o del trabajo?
Creo que de ambas cosas. Es importante leer mucho, sentarse a escribir, estar dispuestos a corregir, tachar, descartar, reducir. A veces un poema es el resultado de todo ese trabajo, pero a veces es también fruto de un chispazo o de un deslumbramiento repentino. A eso supongo que llamamos inspiración.
¿Puede explicarnos el título de su último poemario "Micrografías" y la esencia del libro?
Elegí el título un día, leyendo en el periódico información sobre una exposición de micrografías, que son imágenes aumentadas de cosas o animales diminutos que a veces no vemos a simple vista. Me pareció muy inspirador porque creo que un poema puede conseguir que nos fijemos, es lo que pasa desapercibido o en lo que no se ve. Justo en ese momento yo estaba escribiendo poemas que me parecía que iban en esa dirección.
¿Qué concepción tiene de la poesía?
Me gustan los poemas no demasiado largos, con un lenguaje claro y que establezcan comunicación con la experiencia cotidiana de los lectores. Pero la verdad es que me gustan muchos tipos de estéticas, que a veces incluso parecen contrapuestas. Disfruto con un poema de corte clásico, con un texto sobre la experiencia, con el culturalismo, con la poesía del silencio, con los toques surrealistas, con un poema narrativo. Creo que disfruto con todos los textos que bajo el estilo que sea nos lanza un mensaje sobre nuestra propia existencia y nuestra esencia como seres vivos. Y si logran emocionarnos, aún mejor.
¿Cómo definiría a su poesía?
Me cuesta mucho definir mi propia poesía. Me gustaría poder definirla con palabras como claridad, comunicación, emoción, variedad, curiosidad, búsqueda. Pero quizá es demasiado pretencioso y no consigo tanto.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
Me gustaría que hubiese lectores que se sintiesen identificados con lo que escribo, de forma que pensaran que he puesto voz a algo que ellos han sentido o vivido.
¿Qué lugar ocupa, para una poeta como usted, leer sus poemas en vivo?
Poco a poco me he ido acostumbrando. Al principio me costaba leer mis textos en voz alta y en público. Con el tiempo me siento más cómoda. La lectura en vivo es una actividad muy interesante que crea un ambiente muy especial entre el auditorio y quien escribe.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios, cibernéticos, revistas virtuales, blogs, etc.?
Me parece todo perfecto y creo que un género como la poesía se beneficia mucho de todos estos formatos tan ricos, que añaden a veces música e imágenes. Hay publicaciones maravillosas en estos formatos. Sin duda, abren muchas posibilidades.
¿Escribes a diario? ¿Sigues algún ritual específico de trabajo?
No escribo a diario. Mi actividad va más bien por épocas en las que dispongo de más tiempo para leer. Cuando leo me entran muchas ganas de escribir.
¿Cuándo escribes intentas ser más racional que emocional o al contrario?
La creación artística se nutre de nuestra parte racional y de nuestras emociones. En mi caso, ambas áreas son imprescindibles para escribir.
¿Qué poetas son sus referentes y autores de cabecera?
Busco y leo mucha poesía escrita por mujeres de todas las épocas y de distintos países. Ahora internet facilita esas búsquedas. Como he dicho antes, disfruto con la poesía de todas las épocas y estilos. Quizá tengo debilidad por los poetas del 50 (Ángel González, Valente, Gil de Biedma). Los releo mucho porque me interesa su visión del ser humano y de la creación artística.
¿Podría recomendarnos un poema de otro autor que le haya gustado mucho?
Sin duda “El Cántico Espiritual” de San Juan de la Cruz. Es poesía en estado de gracia.
¿Qué consejo daría a los jóvenes poetas que están empezando?
El mejor consejo es que lean mucho y que no se encierren en una sola estética. Es preciso conocer lo que se está escribiendo ahora pero también lo que se escribió en otras épocas.